Capsulitis adhesiva: ¿qué hacer? Consejos, tratamientos y preguntas frecuentes para tratar eficazmente el hombro congelado.
Gabriele Febrero
18 min. 18 de diciembre de 2024


La capsulitis adhesiva, más conocida como hombro congelado, es una afección dolorosa y limitante que se caracteriza por rigidez y disminución del movimiento del hombro. Esta afección suele afectar a personas de entre 40 y 60 años y puede ser muy debilitante.
La causa exacta del hombro congelado aún no se comprende por completo, pero se cree que es el resultado de inflamación, cicatrices o adherencias dentro de la cápsula de la articulación del hombro.
La capsulitis se caracteriza por el engrosamiento y endurecimiento de la cápsula del hombro, lo que produce rigidez y limitación del movimiento.
Las causas y los factores de riesgo son elementos importantes para comprender la naturaleza y el origen de un fenómeno o condición. En el contexto de la salud, estas variables desempeñan un papel clave en la aparición y el desarrollo de enfermedades, trastornos y patologías.
Las causas de una condición de salud pueden ser diversas. Pueden surgir de factores genéticos, ambientales, conductuales o una combinación de estos. Por ejemplo, algunas enfermedades pueden ser causadas por mutaciones genéticas heredadas de los padres, mientras que otras pueden ser el resultado de influencias ambientales negativas, como la exposición a toxinas o contaminantes. De igual manera, un estilo de vida poco saludable, caracterizado por malos hábitos alimenticios, sedentarismo o consumo excesivo de sustancias nocivas, puede aumentar el riesgo de desarrollar ciertas enfermedades.
Los factores de riesgo, por otro lado, son condiciones o comportamientos que aumentan la probabilidad de desarrollar una enfermedad o afección. Pueden clasificarse según su naturaleza, como factores de riesgo modificables y no modificables. Los factores de riesgo modificables incluyen variables como el tabaquismo, el alcoholismo, la obesidad, la falta de actividad física y el consumo excesivo de sal y grasas, mientras que los factores de riesgo no modificables incluyen la edad, el sexo, los antecedentes familiares y la predisposición genética.
Reconocer y comprender las causas y los factores de riesgo asociados a una determinada afección es esencial para prevenir la aparición de enfermedades y trastornos.
Se han identificado varios factores de riesgo para la capsulitis adhesiva. Estos incluyen diabetes, traumatismos previos, inmovilización prolongada de la articulación glenohumeral y ciertas afecciones médicas como hipotiroidismo, hipertiroidismo, enfermedad de Parkinson y cardiopatías. Además, estudios demográficos han demostrado que la afección afecta con mayor frecuencia a personas de entre 40 y 60 años, con mayor prevalencia en mujeres. Asimismo, la predisposición genética y afecciones psiquiátricas, como reacciones al estrés y trastornos de adaptación, se han asociado con la capsulitis adhesiva. Comprender estas causas y factores de riesgo es crucial para la identificación y el tratamiento tempranos de esta afección debilitante del hombro.
La disfunción tiroidea es una afección que afecta a la glándula tiroides, responsable de regular el metabolismo del cuerpo. Esta afección puede provocar diversos síntomas, como fatiga, aumento de peso, sensibilidad excesiva al frío y otros problemas de salud.
Estudios recientes también han indicado una posible correlación entre la disfunción tiroidea y el hombro congelado.
Algunos investigadores han planteado la hipótesis de que la disfunción tiroidea puede causar inflamación sistémica en el cuerpo, incluyendo el tejido conectivo de articulaciones como el hombro. Otros argumentan que los cambios metabólicos asociados con la disfunción tiroidea pueden afectar la salud articular y contribuir a la aparición del hombro congelado.
Si bien la relación exacta entre la disfunción tiroidea y el hombro congelado aún es tema de debate y estudio, es importante que los pacientes con disfunción tiroidea sean conscientes de este posible vínculo y analicen cualquier síntoma articular con su médico.
La afectación del tejido conectivo es crucial en muchas patologías y enfermedades. El tejido conectivo está compuesto principalmente por células especializadas llamadas fibroblastos y una matriz extracelular rica en proteínas como colágeno, elastina y glicosaminoglicanos. Este tejido desempeña un papel fundamental en el soporte y la conexión de otros tejidos y órganos del cuerpo.

En muchas enfermedades, el tejido conectivo puede verse afectado de diversas maneras, lo que provoca diversos problemas y complicaciones. En la fibrosis quística, una enfermedad genética, se acumula una mucosidad espesa en los pulmones, lo que causa problemas respiratorios e infecciones recurrentes. La afectación del tejido conectivo es crucial en enfermedades autoinmunes como el lupus eritematoso sistémico y la esclerodermia, en las que el sistema inmunitario daña los vasos sanguíneos, las articulaciones y los órganos.
El hombro congelado implica inflamación y fibrosis dentro de la cápsula articular, lo que resulta en engrosamiento y rigidez de la cápsula del hombro. Histológicamente, la fase inicial se caracteriza por la infiltración de células inflamatorias en la membrana sinovial, seguida de proliferación sinovial y el desarrollo de tejido colágeno denso dentro de la cápsula. Estos cambios en el tejido conectivo contribuyen a la rigidez y la limitación del rango de movimiento que se observan en la capsulitis adhesiva. La progresión de la enfermedad a través de diversas etapas, incluyendo las fases inflamatoria y fibrótica, resalta la naturaleza compleja de los cambios en el tejido conectivo que ocurren en la capsulitis adhesiva.
El hombro congelado pasa por varias etapas.
La fase inicial es la precongelación, en la que se presenta un dolor leve y el hombro comienza a perder progresivamente su amplitud de movimiento. Esta fase puede durar desde unas pocas semanas hasta varios meses.
La siguiente etapa es la de congelación, en la que el dolor y la rigidez del hombro se intensifican y el movimiento se limita significativamente. Esta etapa puede durar de 4 a 12 meses.
Finalmente, llega la fase de descongelación, en la que el dolor comienza a disminuir y el movimiento del hombro mejora. Esta fase puede durar desde seis meses hasta varios años.
El tratamiento para el hombro congelado varía dependiendo de la etapa de la afección.
En cada etapa, es importante mantener el hombro en movimiento para evitar la pérdida permanente de movilidad. En algunos casos, puede ser necesaria la cirugía para tratar el hombro congelado, pero esta se reserva para los casos más graves que no responden a otros tratamientos.
Es especialmente importante reconocer esta afección en sus primeras etapas, ya que inicialmente, el hombro congelado presenta muchos signos que pueden confundirse con tendinitis del manguito rotador, un desgarro parcial del tendón supraespinoso o un simple pinzamiento subacromial, pero aún no presenta signos de disminución del rango de movimiento. Es en esta etapa cuando un examen cuidadoso puede intervenir con terapia farmacológica dirigida para reducir la inflamación e incluso prevenir la aparición de las otras dos etapas. Sin embargo, identificar la capsulitis adhesiva en las primeras etapas, o mejor dicho, al comienzo de la primera, es extremadamente difícil, incluso para los especialistas en cirugía de hombro. El mayor problema es que los pacientes a menudo subestiman el problema y optan por un autotratamiento inadecuado o simplemente consultan a un fisioterapeuta, creyendo que es simplemente una inflamación que se resolverá con reposo y fisioterapia. Solo cuando los síntomas no mejoran, el paciente consulta a un cirujano de hombro, pero, lamentablemente, para entonces la afección ya ha alcanzado una etapa avanzada.
La capsulitis adhesiva se presenta con una aparición gradual de dolor en el hombro y una limitación significativa del movimiento del hombro.
El examen clínico de la capsulitis adhesiva implica la identificación de rasgos característicos, como la reducción del rango de movimiento activo y pasivo, especialmente en flexión anterior, abducción y rotación externa e interna. La palpación del hombro afectado revela dolor difuso alrededor de la articulación (aunque también puede estar ausente en reposo), mientras que el movimiento del hombro (tanto pasivo como activo) causa dolor y una limitación marcada (especialmente en rotación externa), similar a un desgarro del manguito rotador. Además, en casos más graves, puede observarse pérdida del balanceo natural del brazo al caminar y distrofia muscular.
Aunque las pruebas de laboratorio no están indicadas para el diagnóstico de capsulitis adhesiva, pueden ser necesarias pruebas de laboratorio específicas para investigar y excluir otras causas potenciales si se sospecha que una enfermedad subyacente o una condición sistémica contribuye a los síntomas.
Los estudios de imagen no están indicados para el diagnóstico de la capsulitis adhesiva. El diagnóstico se basa principalmente en la evaluación clínica y la historia clínica del paciente. Sin embargo, si se sospecha un diagnóstico alternativo, como una fractura u otra anomalía estructural, pueden ser útiles estudios de imagen, como una radiografía de hombro o una resonancia magnética (RM) sin contraste.
Dada la extrema dificultad en el diagnóstico de esta enfermedad, especialmente en sus fases iniciales, es aconsejable consultar con un especialista en cirugía de hombro cuando el dolor de hombro persista durante más de 7-10 días a pesar del tratamiento antiinflamatorio básico prescrito por el médico de familia.
En este punto el especialista hará el diagnóstico y, si no se trata de capsulitis, procederá a un tratamiento no invasivo de fisioterapia o infiltraciones o con pruebas específicas.
Por supuesto, un especialista también es necesario en las fases dos y tres, cuando el diagnóstico ya no puede definirse como oportuno pero todavía es útil para establecer el tratamiento correcto.
Las opciones de tratamiento conservador para la capsulitis adhesiva buscan aliviar los síntomas y mejorar la amplitud de movimiento sin cirugía. Estos enfoques suelen incluir una combinación de antiinflamatorios no esteroideos (AINE) para el control inicial del dolor, fisioterapia supervisada e inyecciones intraarticulares de corticosteroides (nota: las inyecciones intraarticulares son diferentes de las inyecciones subacromiales, que generalmente también las realiza un especialista en cirugía de hombro).

La fisioterapia puede incluir ejercicios suaves de rango de movimiento, estiramientos y entrenamiento de resistencia gradual para reducir el dolor y aumentar la función. Sin embargo, es fundamental evitar la rehabilitación vigorosa, ya que podría agravar la afección, especialmente en las fases uno y dos.
Se ha demostrado que las inyecciones intraarticulares de corticosteroides (no las inyecciones subacromiales de la bursa, que no llegan a la cápsula inflamada) proporcionan alivio sintomático y mejoran la movilidad del hombro. El objetivo del tratamiento conservador es controlar los síntomas y facilitar la mejora gradual de la movilidad del hombro, ya que la capsulitis adhesiva suele ser una enfermedad autolimitada con altas tasas de recuperación espontánea en un plazo de 18 a 30 meses.

La constancia en el tratamiento no quirúrgico suele ser más importante que la cantidad de terapia aplicada. Este principio se basa en la idea de que acciones pequeñas, pero regulares, pueden producir mejoras significativas con el tiempo. Por ejemplo, en la rehabilitación física, los ejercicios ligeros diarios favorecen la cicatrización de los tejidos mejor que las sesiones intensas, pero esporádicas. La clave está en adherirse fielmente al plan de tratamiento, sin desanimarse si no se ven resultados inmediatos, permitiendo que el cuerpo se adapte y responda positivamente con el tiempo.
La movilización del bloqueo del plexo braquial para el hombro congelado se ha propuesto como alternativa a la cirugía, ofreciendo un tiempo de recuperación más corto y evitando la necesidad de hospitalización. Este abordaje proporciona un método estandarizado de manipulación del bloqueo del plexo braquial para pacientes con capsulitis adhesiva en estadio III.
Los estudios han reportado una alta tasa de satisfacción y recuperación del rango de movimiento después de 4 meses, lo que indica la posible eficacia de esta técnica para el alivio temporal de los síntomas. Sin embargo, el tratamiento quirúrgico solo debe considerarse si los pacientes persisten con síntomas a pesar del tratamiento conservador a largo plazo, ya que la movilización del plexo braquial ofrece una opción no invasiva con resultados prometedores.
El tratamiento artroscópico del hombro congelado ha sido reconocido como una intervención eficaz para pacientes que no responden al tratamiento conservador.
Este abordaje quirúrgico consiste en la liberación capsular artroscópica, cuyo objetivo es resolver el proceso patológico de inflamación sinovial seguida de fibrosis capsular. El procedimiento permite liberar la cápsula articular tensa y engrosada y cortarla en puntos específicos, mejorando así la amplitud de movimiento y reduciendo el dolor.
Los estudios han demostrado que la liberación capsular artroscópica puede conducir a mejoras significativas en el rango de movimiento y la función del hombro, particularmente en pacientes con dolor intratable y limitación grave del rango de movimiento.
Aunque el tratamiento conservador suele ser el enfoque de primera línea, el tratamiento artroscópico se convierte en una opción viable para los pacientes que no experimentan ninguna mejoría sintomática y una discapacidad funcional continua después de un período prolongado de tratamiento conservador.

La fisioterapia juega un papel crucial en el tratamiento del hombro congelado, ofreciendo diversos beneficios durante las diferentes etapas de la enfermedad.
Además, se ha demostrado que la fisioterapia supervisada mejora el cumplimiento y los resultados del paciente, particularmente en el contexto de la capsulitis adhesiva, lo que destaca la importancia de la orientación y el apoyo profesional en el proceso de rehabilitación.
Mantener hábitos saludables para el hombro es esencial para prevenir distensiones y lesiones. Prácticas cotidianas sencillas pueden contribuir a la salud del hombro, como cuidar la postura al sentarse y dormir, evitar cargar objetos pesados con los brazos extendidos y tomar descansos regulares de actividades repetitivas.
Además, los ejercicios para fortalecer y alargar los músculos y tendones de la articulación del hombro pueden ayudar a reducir el riesgo de lesiones y mejorar su función. Estos ejercicios pueden incluir estiramientos de la parte posterior del hombro, estiramientos con las manos sobre la espalda y estiramientos contra la pared. Al incorporar estos hábitos y ejercicios a su rutina diaria, puede promover la salud del hombro y reducir la probabilidad de problemas relacionados.
El uso de suplementos y medicamentos para el tratamiento del hombro congelado es un tema de interés clínico e investigativo continuo. Si bien los antiinflamatorios no esteroideos (AINE) y los corticosteroides se recetan comúnmente para aliviar el dolor y la inflamación asociados con el hombro congelado, su eficacia para promover la recuperación a largo plazo sigue siendo motivo de debate.
Además, se está explorando el posible papel de suplementos como la vitamina C en la prevención o mitigación del desarrollo del hombro congelado. Algunos estudios han sugerido que la vitamina C podría tener potencial profiláctico en la contractura del hombro, aunque se necesita más investigación para establecer su papel definitivo en la prevención o el tratamiento del hombro congelado. A medida que nuestra comprensión de la fisiopatología del hombro congelado continúa evolucionando, es probable que el uso de suplementos y medicamentos para su manejo se refine con base en la evidencia emergente.
El hombro congelado pasa por tres fases con diferentes plazos de tiempo:
La recuperación completa de la capsulitis adhesiva puede llevar de seis meses a tres años, y la fase de descongelación marca el período de mejora gradual y restauración de la función del hombro.
El tiempo de recuperación depende del grado de movilidad perdido en la etapa 3 de la capsulitis. Por ejemplo, si se pierden 100° de elevación anterior, con una recuperación mensual de 5 a 15°, se necesitarán aproximadamente 10 meses de terapia para recuperar los grados restantes. Sin embargo, existen métodos para acelerar el proceso.
Los tiempos descritos se refieren a la recuperación espontánea o con fisioterapia. Las terapias mencionadas pueden acelerar la recuperación, pero no se garantiza que las inyecciones o terapias específicas aceleren el proceso en la fase 3. Es fundamental iniciar la terapia adecuada en las fases 1 y 2 para reducir el tiempo total de recuperación.
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La capsulitis adhesiva causa dolor y rigidez en el hombro, lo que limita significativamente el movimiento. Esta afección puede desarrollarse cuando la cápsula que rodea la articulación del hombro se inflama y se estrecha. Por ejemplo, puede ocurrir tras un período de inmovilización del hombro tras una cirugía. Por otro lado, la tendinitis es la inflamación de un tendón, la estructura que conecta el músculo con el hueso. Un caso típico de tendinitis es la tendinitis del supraespinoso, que afecta los tendones del hombro y causa dolor, especialmente al mover el brazo. Ambas afecciones pueden ser consecuencia de una sobrecarga o uso excesivo de la articulación.
Respuesta corta: no. Aunque su causa exacta aún no se comprende del todo, se cree que factores como la diabetes, los problemas de tiroides, la inmovilización prolongada o las lesiones previas aumentan el riesgo. El manejo adecuado de estas afecciones puede, en teoría, reducir el riesgo de desarrollar capsulitis adhesiva. La prevención de la capsulitis adhesiva implica mantener la movilidad de la articulación del hombro mediante ejercicios regulares de estiramiento y movilidad, especialmente después de una lesión o durante períodos de inactividad forzada. Abordar de inmediato las afecciones que aumentan el riesgo, como un control glucémico deficiente en la diabetes, también puede reducir la probabilidad de desarrollarla.
La recuperación completa de una lesión de hombro puede llevar entre seis meses y tres años, siendo la fase de descongelación el período durante el cual se produce una mejora gradual y la restauración de la función del hombro.
Las inyecciones intraarticulares (¡no subacromiales!) de corticosteroides, administradas solas o tras la relajación de la cápsula del hombro, han producido mejoras clínicamente significativas a corto plazo. De igual manera, las inyecciones de corticosteroides en el manguito rotador han mostrado resultados prometedores en cuanto al alivio del dolor. Sin embargo, los beneficios a corto plazo de los esteroides se disiparon con el tiempo. Las inyecciones multisitio de corticosteroides demostraron una ventaja clínica sobre el placebo en las evaluaciones combinadas de los resultados a corto y medio plazo.
Para más información, consulte la sección dedicada al manguito rotador en la sección Noticias e investigación,
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